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En defensa del boxeo

Reflexiones en torno a una columna reciente que aboga por la abolición de los deportes de combate.

Publicado: 2014-09-22

Cada cierto tiempo, usualmente luego de alguna muerte en el ring, se levanta alguna voz llamando por la abolición del boxeo y los deportes de combate, en base a que el ejercicio organizado de la violencia entre personas es incompatible con los valores de integridad y dignidad humana que la sociedad actual debe suscribir.

Esta semana, el abogado de turno de esa causa fue el ex dirigente del Sporting Cristal, Alfonso Grados Carraro, quien en una columna títulada "El deporte no es agresión" en la edición sabatina de DT de El Comercio, expresó su anhelo de que en un futuro no muy lejano, actividades como el boxeo y las artes marciales “desaparezcan del mapa deportivo”. Lo que habría motivado a Grados a denunciar la naturaleza primitiva de estos deportes y clamar por su prohibición, fue el horror que le causó ver la fotografía del rostro magullado de una peleadora de artes marciales luego de un combate reciente.

1. FALSO DILEMA

Hay varios problemas con los argumentos del columnista. En primer lugar, al exigir que el boxeo sea abolido no hace sino plantear un falso dilema. Según esta construcción falaz, el único camino para evitar muertes o daño físico irreparable sería la prohibición del deporte y no su regulación. En ese aspecto, su proposición se parece a aquellas iniciativas que sugieren cerrar todos los estadios de fútbol para que no se produzcan más muertes en las tribunas. 

La prohibición como fácil solución a algo que encontramos moralmente repugnante no es nada nuevo. Tampoco es nada nuevo que en todas las ocasiones este esfuerzo haya sido inútil –si estuviera vivo Woodrow Wilson podría dar fe de ello. Para el que conoce de historia de boxeo no es un secreto que cuando el deporte fue prohibido en algunas partes de Estados Unidos en el siglo XIX, paralelamente se desarrolló un vasto mercado de peleas clandestinas. Recomiendo aquí leer las referencias a la llamada “Pelea de la Barcaza”, cuando el campeón mundial James J. Corbett noqueó en 27 asaltos a su rival Joe Choynski. En esa ocasión, los promotores del combate sortearon el veto que existía sobre la práctica del boxeo en el estado de California optando por un escenario que no estaba bajo la jurisdicción gubernamental: la cubierta de un barco en las aguas del estrecho Carquinaiz en el norte de California. 

2. PROHIBAMOS EL PARAPENTE, TAMBIÉN

Por otro lado, si el problema con el boxeo es el daño físico al que se ven sometidos sus participantes, entonces ¿por qué solo pedir que este deporte se prohíba? Según el Centro Nacional de Estadísticas de Salud de Estados Unidos, los cinco deportes más riesgosos en términos de probabilidades de morir o sufrir daños físicos irreparables son los siguientes: 1. Carreras de autos, 2. Carreras de motos, 3. Alpinismo, 4. Parapente, 5. Paracaidismo. Para encontrar al boxeo tenemos que ir hasta el puesto 9. 

Me parece que el señor Grados se ha unido con demasiada facilidad al cargamontón moralista que viene pidiendo la cabeza del boxeo desde la época de la Inglaterra victoriana. ¿Por qué –me pregunto– nunca se publica la foto de una fractura expuesta de un ciclista o un futbolista, y no hay problema alguno en difundir imágenes del rostro de un boxeador después de un combate? 

Sospecho que esa cruzada moral tiene como motor fundamental la corrección política que de manera ingenua quiere negar que la violencia es una conducta humana. El boxeo en ese sentido, representa un ejercicio medido y organizado de la violencia. Pero la corrección política no tolera su existencia e imagina un futuro utópico sin boxeo ni artes marciales, todos tomados de las manos y cantando 'hare krishna, hare krishna'.

3. DESTRUCTORES DE OPCIONES

Finalmente, está la actitud paternalista que aboga por la prohibición del boxeo en base a consideraciones “humanitarias”. En este punto, recomiendo leer al teórico social y economista Thomas Sowell, quien en la década de los ochenta respondió a la avanzada moralista que pedía la prohibición del boxeo con esta lúcida reflexión:

"La cruzada en contra del boxeo es parte de un concepto generalizado que es muy noble en su retórica pero sumamente amenazador en lo que implica. No hay nada humanitario en destruir una de las pocas opciones con las que cuentan personas que tiene muy pocas alternativas (…)
Igual que con muchas leyes que pretenden proteger al consumidor, se trata de pura arrogancia disfrazada de humanitarismo. El boxeo necesita ser regulado, no necesita ser prohibido. Y los que deciden hacerse boxeadores necesitan más y mejores opciones –como por ejemplo, una mejor educación. Lo que no necesitan, es que les sea arrebatada una de las pocas alternativas que tienen a su disposición, solo por el hecho de complacer a otros. 

A lo escrito por Sowell a mí me gustaría agregar lo siguiente: No es casualidad que el boxeo profesional esté prohibido precisamente en aquellos países con los sistemas de gobierno más autoritarios del planeta (Cuba, Corea del Norte, Irán, Albania hasta 1991) Los mismos que bajo el pretexto de velar por el bien común les dicen a sus gobernados qué es lo moralmente inaceptable, cómo deben pensar y qué es bueno para ellos.

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Profesión: coleccionista


Escrito por

Juan Carlos Ortecho

Twitter: @jcortecho. Periodista. Investigación, boxeo, fútbol y zurcidos invisibles


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Cápsulas de boxeo

Por Juan Carlos Ortecho