No ha cumplido todavía 20 años y el mexicano José “Pipino” Cuevas ya está realizando la cuarta defensa de su título mundial welter. Es el 19 de noviembre de 1977 y al frente tiene al puertorriqueño Ángel “El Cholo” Espada, ex-campeón mundial al que Pipino le arrebatara el cetro 16 meses antes en la Plaza de Toros de la ciudad fronteriza de Mexicali. 

En aquel combate, el mundo escuchaba por primera vez el nombre de ese jovencito de pegada asombrosa nacido en la Villa de Santo Tomás de los Plátanos, 185 kilómetros al norte del D.F. Flaco y de pelo azabache peinado con raya al costado y apuro, tenía más pinta de andar recogiendo tamarindos y chayotes en las planicies aztecas que de dedicarse a pulverizar rivales en un ring de boxeo. 

A los 18 años, fue y sigue siendo el campeón más joven de la historia en la categoría welter, un noqueador de estirpe que sumó 11 defensas exitosas de su cinturón (todas ganadas por la vía rápida). Los fetiches de la década del ochenta lo recuerdan ensayando una danza patética frente a Tommy Hearns o siendo víctima de los puños de piedra de Roberto Durán, pero los que más saben de este deporte no dudan en afirmar que Pipino tiene un lugar asegurado entre los mejores welters de la historia.

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